Unser Alltag ist ihre Kindheit.

Nuestra vida cotidiana es su infancia.

¿Por qué los niños deberían participar más en nuestra vida cotidiana?

¿Cómo es tu rutina diaria? ¿Una larga lista de tareas por completar o pequeños y preciosos momentos escondidos en el caos de la vida? Para los niños, cada día es una oportunidad para aprender, crecer y descubrir el mundo, incluso en las tareas aparentemente mundanas que realizamos los adultos.

Los niños aprenden observando y participando

Es asombroso cuánto aprenden los niños con solo observar. Cuando ponemos la mesa, colgamos la ropa o trabajamos con la computadora portátil, absorben más de lo que imaginamos. Ven no solo lo que hacemos, sino también cómo lo hacemos: con paciencia, creatividad y, a veces, frustración.

Hace poco, mientras trabajaba en un video para Babyver en el parque, mi hijo se me acercó. Tenía la opción de jugar, pero espontáneamente decidió ayudarme al ver lo que hacía. No fue una obligación, sino una decisión voluntaria; un momento que me hizo reflexionar.

El trabajo como parte del juego

María Montessori enfatizó que el juego es una forma de trabajo para los niños, a través de la cual descubren y aprenden sobre el mundo. Pero ¿no es cierto también que los niños pueden encontrar una forma de juego en nuestras tareas? Observar y ayudar les da la sensación de ser parte de algo más grande. Y a veces, incluso tender la ropa se convierte en una aventura cuando se dan cuenta de que su ayuda es apreciada.

¿Dónde trazamos la línea?

Claro que todo niño necesita tiempo para jugar libremente, esos momentos mágicos donde su imaginación cobra protagonismo. Pero ¿significa eso que debemos apartarlos de nuestras tareas cotidianas? Creo que los niños necesitan tiempo para jugar libremente y la oportunidad de unirse a nuestra vida diaria.

Nuestra rutina diaria a veces puede parecernos monótona, pero para nuestros hijos es una etapa llena de pequeñas aventuras. Al involucrarlos, les damos la oportunidad de asumir responsabilidades, aprender a trabajar juntos y comprender mejor las realidades de la vida. Quizás deberíamos dejar de establecer una separación estricta entre trabajo y diversión y, en cambio, ver la vida cotidiana como un espacio compartido para crecer y aprender.

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